Autor Tomas López López.
Eran las cinco de la tarde, famosa hora en lo taurino, cuando en las
tardes calurosas del verano en el pueblo, las puertas de las casas aún
permanecían cerradas ayudando a mantenerla fresquita sin dejar entrar
el "bichorno" que corría por las calles, camino de la parada del
coche- correo, en la calle Sevilla, el sonido de una carretilla de
mano que por la calle el Campo arriba delataba su pasar al ir saltando
su rueda el empedrado de la misma, y guiada por su dueño iba a recoger
una mercancía que le mandaban de Fregenal, esta consistía en un bloque
o barra grande de hielo que metida en un saco de arpillera y rodeada
de paja evitaba en lo que pudiera su descongelación. Una vez recogida
volvía con la barra presuroso a su casa en la calle Jerez número uno,
donde haciéndola trozos rellenaba una cavidad cilíndrica con el hielo
partido ,donde introducía a su vez mas o menos de la misma forma otro
recipiente con el rico helado que artesanalmente ya tenia preparado de
antemano , solamente le faltaba para salir a la calle el hielo que
hacia que guardara el frío para poder venderlo como su nombre dice.
helado . Este era Jose Sánchez, "tio Sánchez", el único helado que se
vendía en el pueblo lo hacía él, entonces no teníamos la elaboración y
venta de estos productos como se hace hoy, después tío Sánchez con su
carrito de chuchearías salía de su casa con su rico helado que era la
ilusión de los pequeños y por una perra gorda o un real te daba una
galleta de tamaño no muy grande partida a la mitad la que costaba una
gorda y la galleta entera un real con un poco de helado que ni te daba
tiempo a enterarte, después los había mas grandes de cono o de corte
pero sus precios no los podían alcanzar los peques. Salía en su
recorrido por el callejón de la calle Jerez recorriendo las
principales calles, tocando su bocina para hacer notar su presencia,
en el carrito además de los helados en la temporada del verano, vendía
también caramelos, pipas y demás chuchearías y en lo alto de su carrito
un pequeño remolino dando alegría a los niños, así hasta llegar a la
plaza donde se establecía en la esquina del Ayuntamiento frente al
quiosco de la música hasta bien entrada de la noche que regresaba a su
casa.
Gracias tio Sánchez.
José Delgado- Huelva.
José que buenos estaban aquellos helados, yo me compraba uno todas las tardes, por una "perra gorda" te daba una galleta con una paleta de helado de vainilla que sabía a gloria, por la peseta te daba un "corte", todos los amigos esperabamos el sonido de la trompeta...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu escrito.
bonito lo escrito sobre el helado yo recuerdo muy bien lo de la galleta y el pegote que ponia con la paleta,cuando tocaba la trompeta en el ensanche ya saliamos corriendo a por el elado,y que rico que estaba
ResponderEliminarLos ojos se me nublan de lágrimas con este escrito. Me parece escuchar la voz de mi padre diciéndome; ¡Niña!...que suena la trompeta de Tio Sánchez...y tomando el dinero de sus manos corría a comprar el helado en la esquina de la Unión. Siempre eran dos: Uno para mí y otro para mi gata. Ella conocía perfectamente aquel sonido y me esperaba detrás de la puerta, para que le diera su galleta con helado...Y..¡¡que helado!! Creo que no he probado otro igual. La receta era valenciana.
ResponderEliminarGracias por tu escrito. Un saludo: Alicia García Gómez.
Gracias a las tres,por reconocer mi sencillo escrito.
ResponderEliminarHola Alicia,a ti además te digo que el expresar asi tus sentimientos,es porque tu corazón es muy grande.
Saludos.
Jose
Huelva.
xdrcwLo que más me ha sensibilizado de este artículo, muy gráfico, sea dicho de paso, es la fotografía que lo ilustra, en ella se ve al chaval con camisa de cuadros y chaqueta oscura, adoptando una postura muy característica en él; mi amigo Daniel "Moña" q.e.p.d.
ResponderEliminarNos dejó con veintipocos años rebosando alegría e ilusiones.Donde quiera que estés un abrazo mi amigo; siempre te he recordado sin necesidad de ver tu foto.