El cine en la década de los 50.
La primera dificultad era reunir el dinero, pero para esto yo era un genio, convenciendo a mi padre, el segundo escollo, según que películas no podías asistir, si como mínimo no habías cumplido los 18 años, los encargados de clasificar las películas en los pueblos era la Iglesia, en Encinasola teníamos el privilegio de tener un cine de invierno y otro de verano, el cine de invierno era fantástico porque tenia lo que se denominaba “GALLINERO”, lo normal era que por los motivos antes mencionados cuando la pareja de enamorados en la película se daban un beso, la película se cortaba, lo que provocaba la rabia de todo el “GALLINERO” entre gritos silbidos y pataleos, hasta que se volvía a reanudar la película, algunas veces se tiraban papeles de los caramelos hechos bolitas
y cáscaras de avellanas a la platea de las que vendía Chacón durante los descansos, por eso cuando esto ocurría subían inmediatamente a llamar la atención.
En los descanso vendían las celebres gaseosas que tenían dentro una bolita que también utilizábamos para jugar a los bolindres o canicas, allí fue donde por primera vez escuche Antonio Molina, pues los descanso lo amenizaban con música, algunas veces caían en nuestras manos trozos de cintas de películas donde veíamos como se repetían los fotogramas eso eran los besos que cortaban, aquella generación íbamos locos por poder cumplir la edad para entrar a ver las películas de mayores,
Las películas del Oeste Americano, que provocaba que al día siguiente nos fuéramos a la peña para jugar a los pistoleros, las películas policíacas los dramas, títulos inolvidables, Tambores Lejanos, El Álamo, Murieron con las Botas Puestas, Apache, Al Rojo Vivo, La Diligencia, etc, etc.
¡Que bellos recuerdos! soy un convencido de que mereció la pena vivir aquella época.
Fontenla.
La primera dificultad era reunir el dinero, pero para esto yo era un genio, convenciendo a mi padre, el segundo escollo, según que películas no podías asistir, si como mínimo no habías cumplido los 18 años, los encargados de clasificar las películas en los pueblos era la Iglesia, en Encinasola teníamos el privilegio de tener un cine de invierno y otro de verano, el cine de invierno era fantástico porque tenia lo que se denominaba “GALLINERO”, lo normal era que por los motivos antes mencionados cuando la pareja de enamorados en la película se daban un beso, la película se cortaba, lo que provocaba la rabia de todo el “GALLINERO” entre gritos silbidos y pataleos, hasta que se volvía a reanudar la película, algunas veces se tiraban papeles de los caramelos hechos bolitas
y cáscaras de avellanas a la platea de las que vendía Chacón durante los descansos, por eso cuando esto ocurría subían inmediatamente a llamar la atención.
En los descanso vendían las celebres gaseosas que tenían dentro una bolita que también utilizábamos para jugar a los bolindres o canicas, allí fue donde por primera vez escuche Antonio Molina, pues los descanso lo amenizaban con música, algunas veces caían en nuestras manos trozos de cintas de películas donde veíamos como se repetían los fotogramas eso eran los besos que cortaban, aquella generación íbamos locos por poder cumplir la edad para entrar a ver las películas de mayores,
Las películas del Oeste Americano, que provocaba que al día siguiente nos fuéramos a la peña para jugar a los pistoleros, las películas policíacas los dramas, títulos inolvidables, Tambores Lejanos, El Álamo, Murieron con las Botas Puestas, Apache, Al Rojo Vivo, La Diligencia, etc, etc.
¡Que bellos recuerdos! soy un convencido de que mereció la pena vivir aquella época.
Fontenla.
Ir al cine era un acontecimiento para los chavales, y para algunos mayores, por aquellos años 50.
ResponderEliminarCuando se salvaban la serie de obstáculos que enumera Enrique y se conseguía la entrada, era uno más feliz que un tonto con una tiza(con perdón).Recuerdo la primera película que ví; "Capitanes intrépidos", en el cine de verano y en blanco y negro, por supuesto.
¡Que viejo es uno¡
Cordial saludo.