En la decada de los años cincuenta, cualquier cosa diferente era un estimulo, al que nosotros le dábamos mucho valor, por eso cuando llegaba la época de la trilla, lo principal era encontrar un vecino que te invitara, y si no te invitabas tu, eso si con el correspondiente permiso de tus padres.
Preparabas tus mantas y a dormir a la fresca bajo las estrellas, antes de hacer tu cama sobre la paja te ponías a contar chistes o historias para no dormir, de víboras, alacranes y culebras, también podía pasar que antes de dormir asaltar un campo de sandia o un buen melonar que te mataba un poco el hambre de aquella época, con ese sabor inconfundible que tiene la fruta en nuestra tierra, que nada tiene que ver con la fruta de hoy harta de rodar por los frigoríficos, la gran mayoría de viveros e invernaderos, después te acostaba y los ojos como platos al escuchar extraños ruidos en la noche producidos por mochuelos y lechuzas algún aullido que otro de algún perro, que los mayores en su animo de meterte el miedo en el cuerpo te decían que eran lobos.
Por la maña al despertar tenias paja en todas las partes de tu cuerpo.
Te dejaban coger los animales y trillar un poco y cantar mientras lo hacías y repetir en voz alta, "aire, aire mi marido en la era y yo con un Fraile".
Regresabas a tu casa todo lleno de orgullo de haber dormido una noche a "Plao".
Fontenla.
Preparabas tus mantas y a dormir a la fresca bajo las estrellas, antes de hacer tu cama sobre la paja te ponías a contar chistes o historias para no dormir, de víboras, alacranes y culebras, también podía pasar que antes de dormir asaltar un campo de sandia o un buen melonar que te mataba un poco el hambre de aquella época, con ese sabor inconfundible que tiene la fruta en nuestra tierra, que nada tiene que ver con la fruta de hoy harta de rodar por los frigoríficos, la gran mayoría de viveros e invernaderos, después te acostaba y los ojos como platos al escuchar extraños ruidos en la noche producidos por mochuelos y lechuzas algún aullido que otro de algún perro, que los mayores en su animo de meterte el miedo en el cuerpo te decían que eran lobos.
Por la maña al despertar tenias paja en todas las partes de tu cuerpo.
Te dejaban coger los animales y trillar un poco y cantar mientras lo hacías y repetir en voz alta, "aire, aire mi marido en la era y yo con un Fraile".
Regresabas a tu casa todo lleno de orgullo de haber dormido una noche a "Plao".
Fontenla.
Nunca he dormido al "plao " como tú, pero si he hecho la siesta cuando iba a llevar el café a mis tios, recuerdo que siempre me daban agua de un botijo y sabia a anís.
ResponderEliminarBonita historia.
Un recuerdo muy bonito Fontenla. Por cierto "plao" es una palabra que no conocía, pero me gusta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Carmen