sábado, 21 de junio de 2008

LA MUÑECA DE TRAPO

Años 60, seis de la tarde de un domingo cualquiera. Mis amigas y yo ya estábamos lista y muy guapas para irnos "parriba" a la plaza. Lo primero que hacíamos al llegar era ir a hacer un recorrido por las casas de mis tíos que vivían por la zona, bueno... lo primero era comprarnos un polo en casa de Ascensión, de esos de fresa que te lo daba pinchado en un palillo y sabían a gloria.

Después pasaba por casa de mi tía Dolores a darle un beso, y siempre salia de su casa con alguna manzana o granada de su huerto. Mas tarde pasaba por casa de mi tío Vicente, que contento se ponía cuando me veía llegar, al irme me decía ;... "mira debajo del tapete", siempre me dejaba una peseta o un duro, yo adoraba a mi tío y a mi tía Dolores su esposa.

Después de mi prima Dolorita ( bar Simón ) le tocaba el turno a mi tia Magdalena, al llegar a su casa allí estaba ELLA ( la muñeca) sentada en el sofá con sus trenzas largas rubias, su jersey rojo, la falda escocesa, los zapatitoa verdes , los brazos extendido , como diciendome ... cojeme.

Como me gustaba aquella muñeca de trapo, mi letanía siempre era " tita regalamela" y siempre recibía un no por respuesta. Ella me decía .- no es mía es de mi hija Ana , cuando venga de Sevilla se la pides._ . Y yo sin mi muñeca....

Por fin mi prima regresó de Sevilla, corro a su casa y le pido la muñeca, como me vió con tantas ganas me dijo:_ cojela y cuidala_´

Yo muy emocionada la cojí y me fui para mi casa.

Lo primero que hice al llegar fue cojer unas tijeras e hice pedazos la muñeca , la destrozé toda.

Te estarás preguntando por que lo hice, y no te puedo contestar yo aún no lo sé. El motivo tiene que estar guadado en mi subconsciente , pero yo aún no lo he encontrado.


Ana Maria Dominguez.

4 comentarios:

  1. Ana un relato verdaderamente curioso. El final ha sido una sorpresa y tienes razón me pregunto ¿porqué lo hiciste?
    Besitos.
    Carmen

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  2. Bonitos recuerdos Ana: Mientras uno lee, el alma, poco a poco se va apartando de este ambiente bullicioso y egoista en el que hoy vivivimos para trasladarse al sencillo y sosegado de aquellos años 60, donde un simple beso cariñoso o una manzana te hacia feliz.
    Después, al atardecer, cuando la luz de las escasas bombillas callejeras hacia su aparición, habia que bajarse "pabajo", y tan felices.
    J.M. Santos

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  3. Se me olvidó poner en mi comentario anterior, que tampoco yo le encuentro explicación a tu forma de proceder cuando llegaste con tu muñeca a casa. Yo nos lo dirás algún dia.

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  4. Me intriga ese comportamiento, buscaremos una respuesta, se admiten sugerencias. ¿No será que la muñeca era demasiado fea?
    Pilar

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